Desde la orilla de enfrente


Intrigas y petróleo: a propósito de YPF

Alberto Buela (*)

En estos días llegó a mis manos una nueva edición de Del poder al exilio: quiénes y cómo me derrocaron, un texto de 1955 del general Perón, quien ya en su primera página afirma: “nosotros fuimos víctimas de la sorda lucha por el petróleo… el objetivo era impedir que los recursos petrolíferos argentinos fuesen explotados de manera de concurrir al desarrollo industrial del país... No es difícil comprender que en materia de petróleo, los capitales definidos como europeos son esencialmente británicos” [1]

Esta cita de Perón viene como anillo al dedo porque en estos días el gobierno de CFK expropió el 51 % de YPF (yacimientos petrolíferos fiscales) en la parte que poseía la empresa Repsol, dejando al resto de los accionistas en posesión de sus acciones sin incomodarlos.

El periodismo, como patria locutora que se encarga diariamente de estupidizar a los pueblos planteó el tema como una cuasi guerra entre Argentina y España o como una medida stalinista de estatizar YPF.

Nada de esto es cierto. Primero, porque Repsol, como muy bien observa Antonio Mitre [2] no es, técnicamente, ni una empresa española ni mucho menos del Estado español. El 42% pertenece a BP (British Petroleum) cuando en el 2000 termina de comprar la Amoco, originaria fundadora de Repsol, el 9,5% es de la estatal mejicana Pemex. Repsol declara en España solo el 25% de sus beneficios, y solamente es ésta, la participación que puede llamarse estrictamente española.

En segundo lugar, el gobierno argentino expropia el 51% pero ni estatiza ni nacionaliza, hablando técnicamente. Pues de este 51%, el 49% pasa a manos de las diez provincias argentinas que poseen petróleo y solo el 51% restante queda en manos del Estado nacional.

Resumiendo entonces, el capital accionario de YPF queda constituido de la siguiente manera:

26% propiedad del Estado nacional

25% propiedad de diez Estados provinciales

24,5% propiedad del grupo Eskenazi

6,5% propiedad de Repsol

6% de la secular banca Lazard frères

5% de la banca Eton Park (Goldman Sachs, Mindich y Rosenberg)

5% de inversores no identificados

2% de la Bolsa de Valores de Buenos Aires (grupo Wertheim)

Vemos como el Estado nacional posee solo el 26% y nadie nos asegura que los diez Estados provinciales funcionen al unísono y de acuerdo con él.

Pero por otra parte, y esto es lo que nos llama la atención, el grupo financiero Eskenazi que posee en Argentina la constructora Petersen (contratista del Estado) y los Bancos de las provincias de Santa Fe, San Juan, Entre Ríos y Santa Cruz (la provincia de los Kirchner), es abiertamente pro sionista. Prueba de ello es que al salón principal de la Amia (la mutual israelita) le fue cambiado el nombre por el de “Gregorio Eskenazi”, el abuelo de Sebastián el último gerente de YPF y padre de Enrique, la cabeza del grupo.

Además la sociedad del grupo que controla el 24,5% de YPF tiene su domicilio en Nueva Zelanda y no en Argentina.

Si a este porcentaje sumamos el 2% del grupo Wertheim más el 6 % de la banca Lazard y el 5% de Goldman Sachs, dos bancas internacionales abierta y declaradamente sionistas, vemos que el 37,5% de YPF está controlado por el sionismo internacional.

¿Podrá el interventor por el Estado argentino Axel Kicillof, nieto de un reconocido rabino, lidiar en contra de los intereses de sus “paisanos” y a favor de los intereses de nuestro país?

Es una pregunta muy difícil de responder.

Este es uno de los motivos por los cuales la CGT sacó un comunicado avalando la expropiación de YPF pero afirmando, al mismo tiempo, “esperamos que no haya pícaros, como en la privatización, que quieran sacar provecho personal de este acto de soberanía”. Ojalá podamos recuperar el control y manejo de nuestros recursos naturales para beneficio del pueblo argentino.

Volvamos a la cita de Perón “los capitales del petróleo son esencialmente británicos”. Y esto ha sido históricamente así, al menos en el caso argentino. País que ya antes de liberarse del dominio español había caído bajo el domino británico, pues con motivo de las primeras invasiones inglesas de 1806 y aún cuando Inglaterra fue derrotada, nos dejaron de regalo a los comerciantes y prestamistas ingleses. En 1824 el gobierno de Rivadavia pidió un empréstito a los hermanos Baring y nunca más nos liberamos de “Incalaperra”, como dice el Martín Fierro.

Respecto del petróleo sabemos que fue descubierto en 1913 en la zona costera de la Patagonia y que en 1922 [3], y al negarse Gran Bretaña a vender gasolina para los aviones argentinos, el gobierno de Yrigoyen decide fundar YPF y pone al frente al general Mosconi quien, terminado su mandato es reemplazado por el general Alberto Baldrich hasta que el golpe de Estado de 1930 lo desplaza de la dirección de la empresa.

En 1958 el presidente Frondizi, contradiciéndose de lo afirmado en su libro Petróleo y política , abre las puertas de par en par a la inversión privada extranjera.

En 1963, el gobierno radical de la misma raigambre ideológica de Yrigoyen, anula los contratos petroleros. Y comienza una burocratización de YPF que llega a 50.000 empleados. Llegando a ser la única compañía petrolera del mundo que daba pérdidas.

En 1974, el gobierno de Isabel Perón nacionaliza las bocas de comercialización de petróleo.

En 1992, bajo la nefasta presidencia Menem, se privatiza la empresa y en 1999 Repsol adquiere la casi totalidad de las acciones.

En 2007, el grupo Eskenazi de estrecha vinculación con Néstor Kirchner, adquiere el 14,5% de las acciones que le vende Repsol y en 2010 compra otro 10%.

Es digno de destacar que en la historia del siglo XX, ninguna empresa petrolera del mundo se ha vendido sin una guerra mediante. Ningún Estado nacional, teniendo una empresa propia, la entregó sin haber antes ido a una guerra para defenderla.

En América del Sur, norteamericanos e ingleses desataron una guerra en 1935 entre Bolivia y Paraguay para dirimir sus cuestiones petroleras en zona del Chaco boreal. Es que habían chocado los intereses de las compañías petroleras.

Vimos cómo Inglaterra nos niega a nosotros en 1922 combustible para nuestro desarrollo aeronáutico.

Modernamente las guerras de Afganistán e Irak son guerras por el control del petróleo.

Incluso países militarmente débiles como México o Venezuela no cedieron a las infinitas presiones para privatizar sus empresas nacionales de petróleo.

El único caso es la Argentina de Menem que vendió a precio de desguace la petrolera, en esa época, estatal. Paradójicamente, en esa entrega estuvieron los Kirchner, él como gobernador de Santa Cruz y ella como diputada nacional.

La vida te da sorpresas

Sorpresas te da la vida.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Saludemos esta medida pero estemos prevenidos.

Sería de esperar que esta expropiación de YPF se enmarque en un plan nacional de manejo de los hidrocarburos. Que no quede en una medida coyuntural. Que no se limite a algo circunstancial como expropiar para expoliar. Qué los directores sean honestos y austeros. En definitiva, que esta medida heroica, por lo riesgosa, tomada por el gobierno nacional ayude a la recuperación de los valores patrios y al logro de la buena vida de los argentinos.

(*) arkegueta, eterno comenzante

buela@disenso.org

www.disenso.org



[1] Ed. Fabro, Buenos Aires, 2012, pp. 9 y 11

[2] Datos sobre Repsol, para reflexionar, en Internet, 17/4/12

[3] Una acabada y breve exposición sobre el desarrollo de YPF es la del investigador en temas económicos y geopolíticos Carlos Andrés Ortiz, que puede consultarse en Internet.

Comentarios

  1. Interesante la nota; pero echo de menos en ella algún comentario sobre la justicia y la legalidad de la medida en sí. ¿Tiene alguna justificación la expropiación decidida por el gobierno argentino, o es sólo una medida populista destinada a tapar, con su ruido, otros problemas? Porque recordemos que el caso de la guerra de las Malvinas fue exactamente ése; con independencia de que la reclamación por parte de Argentina de esos territorios como propios sea justa, lo que el gobierno de entonces hizo fue utilizar el sentimiento patriótico para intentar tapar sus vergüenzas, que eran muchas y muy graves. ¿No estará ocurriendo ahora exactamente lo mismo?

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  3. Muy interesante y muy instructivo. Deberían publicartelo en algún medio nacional.

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